Este post es el primero de una serie de 8 que editaré. El hecho de querer utilizar la mirada del constructor, ha sido lo que me animó a hacerlo en esta serie de entregas.
Cuando el constructor recibe un encargo y solo tiene unos planos, ha de levantar el edificio. Cuando el empresario o el emprendedor tienen su negocio o su idea, sucede lo mismo, tienen que levantarlo.
La diferencia entre un edificio que mantiene sólidos e impertérritos sus muros a las inclemencias del tiempo, al tiempo que se hace acogedor habitarlo está en el uso que ha podido hacer de la plomada su constructor. En la empresa, deberás estar pendiente de la plomada. Observar que su punta metálica cuelga y no se ve entorpecida por salientes, imperfecciones o desviaciones de los ladrillos que se van colocando. El hilo traza una línea recta, referencia sobre la cual se irán colocando y alineando todos los elementos. Y la plomada apuntará directa al sentido de existencia de la entidad.
De eso se trata, de alinear los elementos bajo la forma y diseño que los mantengan conectados y dirigidos. Los elementos que tienen que estar conectados y dirigidos son siempre los mismos: el trabajo que se debe realizar, la misión y/o los outpunts deseados.
Si observamos al constructor, su plomada se ve permanentemente cerca de la pared que va levantando. En ocasiones, tan cerca que la toca y desvía de su sentido original, perdiendo gravedad y dejando de ser una pared efectiva. Por lo que el constructor requiere continuas revisiones y volverla a dejar caer.
El motivo para volver a dejar caer la plomada en la empresa, es porque los cambios son parte de la existencia. Hablo de alteraciones en los mercados, cambios en la visión, eventos significativos en las condiciones de vida, relaciones entre los socios y otras muchas.
En cada época algo se mueve, hay que testear continuamente lo que sucedió anteriormente y también lo que el futuro depara. En cada pared que levanta el constructor, sabe que algunos ladrillos deben de incluirse siempre, como son: el trabajo que se debe hacer, los perfiles de la gente, el reclutamiento y la selección, el posicionamiento congruente entre personas y funciones, la formación y el desarrollo sobre capacidades y competencias clave hoy y sobre todo de mañana, la gestión de la gente con las maneras que mejor las conectan al trabajo y finalmente el diseño de la estructura organizativa que mejor encaja a la gente.
El constructor no recurre a la estrategia descendente con sus albañiles, ni a la ascendente, sino que tiene en cuenta todos los elementos para el proceso y diseño de la construcción y sabe moverse entre lo que tiene, lo que percibe la gente que es y el deseo.
En el próximo post, hablaré sobre los requerimientos reales del trabajo.
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