Muchos han sido los que acuñaron la frase "New World Order", desde George Bush padre en el año 1991, anunciando su famosa operación "tormenta del desierto", pasando por Nelson Mandela que lo utilizó en un speech de1994, hasta David Halberstam, mucho antes de su accidente mortal, que predijo que las tensiones en las que viviríamos serían mucho más que blanco o negro, norte o sur, rico o pobre.
Ahora corren tiempos para algo completamente diferente y el marco universal nos facilita, eso sí, un mejor entendimiento de nosotros mismos. Pese a las dudas, en cada era, los cambios se han vivido de forma caótica. En el comienzo de la segunda década del siglo XXI no va a ser distinto.
Sin embargo, hay que activar el pensamiento sistémico, pero con la vista puesta en la búsqueda de un entendimiento más holístico. ¿Qué quiero decir con esto?, pues bien, que la "big picture" está muy bien tenerla, pero hay que ir mirando el macro. Quiero decir, que la integración de estructuras, ya sea en una organización o en una entidad más grande (podemos ver el ejemplo de bancos, cajas, organismos públicos e incluso estados) deben mirar más allá, hacia las sinergias con todo el entorno y la vida misma. La naturaleza del caos y la inevitabilidad del cambio son parte del pensamiento sistémico, pero hay que mirar por restaurar la harmonía o mejor dicho, buscar la armonía, de forma efectiva.
Para sobrevivir ahora, es además necesario ponerse algodones de tejido extragrueso en los oídos, para bloquear las palabras de los falsos profetas sobre el final de la etapa. Además, siempre hay que revisar las etapas del cambio, para determinar en cual de sus variaciones nos encontramos y cual es la más apropiada sobre la que actuar. Así, si la cultura es más homogénea y se encuentra en inferiores estadios de desarrollo, buscar los objetivos concretos, específicos e inmediatos es lo más apropiado, pero si está a otros niveles más evolucionados, hay que mirar a lo abstracto, amplio y distante en objetivos, porque será lo expansionador en términos reales de su existencia.
No olvidemos que la existencia no es finita en sus formas y somos lo que nuestras conductas y forma de relacionarnos reflejan de nuestra forma de pensar e interpretar el mundo. El efecto mariposa es conocido y dominado por aquellos que realmente quieren influir en el cambio.
Cambiar no es sencillo, nadie dijo que lo fuese y la cultura no se cambia y menos de un día para otro. La cultura se puede tener en cuenta para gestionarla, que actúe a favor del cambio e incluso que ayude a integrar elementos que de otra manera seguirían estando por siempre en discordia, como palestinos e israelís. Pero si un domingo por la mañana te encuentras gente repartiendo propaganda electoral de diferentes partidos y líderes políticos, me da la impresión de seguir todavía dentro de los viejos patrones, los de la inmovilidad, el conformismo, los falsos profetas y sobre todo de aquellos que pretenden dirigir épocas más desarrolladas con los patrones de las primitivas. Los tiempos han cambiado y aún hay gente que no se ha dado cuenta, por lo que tampoco es de extrañar reacciones como las de el ex jugador de fútbol francés Eric Cantona y su iniciativa contra la banca.
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