Esta
mañana me he encontrado en el Blog con un comentario que ha publicado Jordi Cabré, en
relación al post de ayer “Emerger en el cambio cultural, el caso de Bahréin”. Sus
aportaciones como siempre, además de buenas, me han animado a seguir y escribir
hoy este post.
En
el comentario, hay referencias a Hegel, por su visión sistémica. Una vez
reflexionado el asunto en cuestión, pienso que Hegel plantea una progresión en
la que cada movimiento sucesivo surge como solución de las contradicciones implícitas
al movimiento anterior. La historia y en concreto la Revolución francesa, que
tanto desilusionaron a Hegel, nos muestran que esos movimientos sucesivos son
reactivos y no siempre facilitan el cambio. La dialéctica de Hegel aparece
fragmentada en muchas ocasiones, en tres momentos llamados “tesis” (en nuestro
ejemplo, la revolución), “antítesis” (el terror subsiguiente) y “síntesis” (el
estado constitucional de ciudadanos libres). Así, para Hegel, la revolución,
por consiguiente, ya no tiene hacia dónde volverse más que a su propio
resultado: la libertad. Esta libertad conquistada por penurias es consumida por
un brutal Reinado del Terror. La historia, sin embargo, progresa aprendiendo de
sus propios errores: sólo después de la experiencia, y precisamente por ella, podía
postularse la existencia de un Estado constitucional de ciudadanos libres, que
consagra tanto el poder organizador benévolo (supuestamente) del gobierno
racional como los ideales revolucionarios de la libertad y la igualdad. "En
el pensamiento es donde reside la libertad".
Al
escanear la geopolítica de la región, Jordi nos ha aportado muchas pistas y
además no debemos de olvidar la importancia que la región ha tenido a lo largo
de toda la historia. La relevancia en la zona que los combustibles fósiles
(petróleo y gas) han tenido en los desequilibrios geopolíticos con las dos
Grandes Guerras ( I y II) y el hecho de que la demanda energética está
desequilibrada también, es algo que aprendí en las lecciones tremendamente
enlazadas y amenas que impartía el profesor Xavier Mena en ESADE.
Hoy
podemos seguir viendo a Libia, en portada de todos los periódicos. Seguiremos
viéndolo. Al igual que en cualquier otro territorio, es importante mirar las
condiciones existentes del Cambio Cultural y sus tendencias. Quiero resaltar algunas
para este escenario:
1) Por
un lado estamos al filo (cutting edge) de un cambio de paradigma global y en
concreto en el mundo árabe. No se trata solo de Internet, esta es solo una
herramienta, un artefacto de la cultura globalizada.
2) Son
zonas calientes (hot spots) como bien apuntaba el cometario de Jordi Cabré a mi post
de ayer “Emerger en el cambio cultural, el caso de Bahréin”. Temas mal
resueltos entre formas diferentes de ver el mundo y la explotación del pueblo han
calentado más la sartén.
3) Existen
también, movimientos simultáneos y ritmicos (harmonics) en otros lugares del
mundo árabe.
4) También
existen redes de bloqueo (grid-lock) a nivel global y especialmente en el mundo
árabe que fuerzan al sistema a mantenerse estático y cerrado. Se están sobredimensionando
las ya grandes barreras. Las zonas calientes ayudan a convertir y reforzar las
redes de bloqueo porque en ocasiones hay excesiva presión por el cocinero a ser
zona caliente.
Y por
otro lado,
5) Los
falsos avances (regresions) son siempre esperables, pues el sistema será débil
y habrá momentos de retroceso y peligrosas fases de caída. Pese a que se huela
el éxito y se pueda incluso tocar.
Cada
movimiento sucesivo que nace como solución a las condiciones existentes, no
tiene que ser el mejor camino, no la solución al problema.
¿Quién
está apoyando al pueblo libanés?, ¿dónde está la ciudadanía y gobierno global?
A
Libia no le ayudará correr mucho y mirar alrededor para comprobar que lo hace SOLA.