sábado, 9 de octubre de 2010

Las dinámicas del liderazgo

Todavía hoy nos encontramos con perspectivas inconexas y aisladas de explicación y gestión del liderazgo. Según Don E. Beck y Christopher Cowan, los manuales de liderazgo deberían de reescribirse en la mayoría de los casos. Las contribuciones de autores como Covey y otros, no dejan de ser parciales, pues se limitan a contemplar parcialmente la evolución y riqueza del pensamiento humano.

La gente que posee la capacidad y personalidad para entender y ocuparse de los diferentes niveles de complejidad que hasta el momento se han ido formando en el ser humano en nuestra larga historia, aún no han aparecido. Los que sean capaces de modelar y  encontrar las aleaciones más adecuadas al momento y colectivos de interés serán los magos de la espiral, según estos autores.


Parece que estamos en un punto de inflexión, un desplazamiento psico-tectónico de profundo significado. En el número de abril de 1974 de The Futurist, Clare W.Graves advertía que la humanidad se estaba preparando para un "salto trascendental" y deberíamos estar alerta. Su cuarto de siglo de investigación había revelado cambios pendientes en la naturaleza humana que estaban a punto de impactar en la cultura americana y en el mundo hasta la médula.

Este fenómeno de cambio profundo no es único. La historia humana está llena de intervalos de turbulencia y diáspora. A veces, regresos y leves ajustes del statu quo restablecen el equilibrio, pero ocasionalmente estalla un gran caos que desencadena cambios históricos de gran magnitud. Este parece ser uno de esos momentos.

Los analistas sociales Heidi y Alvin Toffler advierten que... "el mapa del viejo mundo está obsoleto –estamos sufriendo la reorganización más profunda del poder mundial desde el nacimiento de la civilización industrial." (New York Times, 31 de octubre de 1993, Pág. E-17).
¿Qué implicaciones tiene todo esto? En primer lugar, necesitamos la flexibilidad suficiente como para tratar con clanes, tribus, imperios, ideologías, empresas, comunidades humanas y reductos de águilas solitarias que existen por todo el planeta. Es imperativo trabajar de forma constructiva con grupos desde el primero al cuarto mundo, desde los ricos hasta los desheredados y desde los poderosos hasta los marginados. No es posible negar por más tiempo los impactos a largo plazo de nuestras tecnologías ni los costes de nuestro "éxito", ni eludir las responsabilidades de nuestro potencial.



Debemos ir a ese núcleo de la naturaleza humana que es la causa de tanto caos. En los tiempos antiguos en los que la armonía era esencial para sobrevivir parece que podíamos solucionar los conflictos con un compromiso o con un edicto del jefe. Cuando sólo podíamos recurrir a los arcos y las flechas hasta las peores decisiones tenían sólo un significado local y limitado. Las disputas de hoy tienen implicaciones intercontinentales. Todo el mundo sufre el impacto, le guste o no. Algo en nosotros –no sólo nuestras herramientas- se ha vuelto más desordenado pero enormemente más poderoso.

Un directivo recién llegado a una compañía habla en términos de sus prioridades. Su prioridad será centrarse en la estructura existente y la que necesitará. Hablando en términos de coherencia, ¿es lo físico? ¿o es lo plástico? lo que cohesiona y da valor. Si los genes nos diferencian físicamente, son los VIR (Valores de Interpretación de la Realidad) , los que diferencian nuestra forma de pensar y relacionarnos. Tanto lo físico como lo plástico están dentro y son solo una parte. ¿Cómo priorizar una estructura sin conocer cuál es la manera natural de pensar en la misma y moverse en ella?. La teoría de la difusión cultural de Richard Dawkins es un acercamiento a ello y aunque con sus detractores y sin estar totalmente conforme, nos ofrece un buen mapa de entendimiento.




Hablar de liderazgo es hablar de cultura y esto nos sumerge en el concepto del cambio y el entendimiento dinámico. El liderazgo debe de cambiar y adaptarse a los nuevos tiempos, debe ser dinámico y capaz de crear las mejores aleaciones para la naturaleza humana. Una naturaleza humana con responsabilidad de su propio potencial.


miércoles, 6 de octubre de 2010

Contra viento y marea

Hay cosas que no se pueden cambiar, como la dirección y fuerza del viento, la potencia del mar, el tamaño del oleaje o la corriente. Pero sí que podemos adaptar nuestra navegación, cambiar nuestros bordos, el tamaño de nuestra vela o intentar coger las olas en nuestro favor. Conservar la calma, reservar las fuerzas y alinearnos con el temporal nos permitirá volver a tierra.







Correr el temporal implica seguir mirando al horizonte, sin perderlo de vista e intentar disfrutar de la navegación. La tempestad termina, amainará de nuevo el viento y otra vez desearemos tener unas condiciones fuertes que nos pongan a prueba y nos hagan sentir que somos quienes dirigimos el rumbo de nuestras vidas.

Destino


Hay culturas que creen en el destino.

No es casual que últimamente encuentre personas que me han ratificado esta idea, y posiblemente es cierto que como dicen los americanos: "¿porqué no hablar con la persona que tienes a tu lado?, nunca se sabe...."

¿Crees?