lunes, 9 de agosto de 2010

Social Gaming

Será porque no soy un asiduo al juego o porque aunque soy usuario de internet y las redes sociales, pertenezco ya a una generación cuya forma de pensar y relacionarse no es por el momento un segmento de mercado para los mismos.


No obstante, tampoco pongo en duda que podamos serlo viendo las cifras que maneja este mercado y los jugadores que se mueven en el mismo. Solo apunto algunos datos, el 70% de los usuarios de redes sociales utiliza al menos una vez al mes las aplicaciones, de las que casi el 90% corresponde a esta modalidad de juegos, que son de tipo gratuito, pero que obtienen beneficio a través de los micropagos. Los micropagos no son tampoco algo nuevo, pero nuevamente, vemos como la combinación de viejas glorias genera nuevas e innovadoras soluciones de negocio. En Europa se mueven 490 millones, aún lejos de países como los asiáticos donde es una realidad más arraigada, Corea  maneja un volumen de 4.000 millones. Otros datos relevantes, los encontramos en el hecho de que compañías como  Google estén dedicando esfuerzos de inversión en empresas como Zynga, superiores según rumores a los 100 millones.


Creo que lejos de ser trivial, nuevamente internet, las redes sociales y el espíritu emprendedor de algunos avispados va más allá de un simple juego en red. Estamos volviendo a presenciar poderosas formas de acercamiento al mercado global y sus preferencias de consumo.

http://www.youtube.com/watch?v=Qjc5o-3r98s&feature=player_embedded

El motorcito de la motivación

La motivación es como un motorcito que nos pone en marcha y no consiste únicamente en dedicar unas cuantas palabras de elogio a alguien. El libro de el "TAO de la motivación" de Max Landsverg nos habla de que se trata de una habilidad esencial que cualquiera puede aprender y que nos permite ejercer una influencia decisiva en nosotros mismos y en los demás.


He visto como la motivación se convierte en un término cotidiano en múltiples contextos, tanto empresarial como personal, con colegas, clientes, amigos o familiares. Desde mi experiencia reconstruyo vivencias y proyectos, pero no son concordantes estos, con el nº de ocasiones en los que trabajando competencias, la de motivar, tal cual nos la describe Landsverg aparezca. si es cierto que se conjuga en, con, sobre,... pero no aparece como la competencia para motivar.
Ayer leí un artículo de Borja Vilaseca en el País, sobre la felicidad, lo cual me hizo pensar en términos significativamente dependientes ¿nos podemos plantear con qué frecuencia nos motivamos de verdad? ¿Habitualmente, a menudo, a veces o casi nunca? Es muy habitual que acabemos convenciéndonos de que unas cuantas alabanzas son suficientes, pero ¿alguien nos va enseñar algún día a manejar esa habilidad crucial llamada «motivación»?


¿Es posible estar motivado y no ser feliz? si no lo es, ¿porque se sigue intentando que así sea?
Tuve hace ahora 2 años una sesión de marketing y sistemas de la información, en la que aprendí algo muy importante y era que buscando una historia divertida, representándola y relacionándola con un contenido bueno, es el sentido del humor y la generosidad de compartir el conocimiento lo que hizo que no olvide como hacer una buena segmentación.

Mi agradecimiento a los profesores Josep Llluis Cano y Carlos Torrecilla por el cierre de día que nos ofrecieron a los asistentes.