La motivación es como un motorcito que nos pone en marcha y no consiste únicamente en dedicar unas cuantas palabras de elogio a alguien. El libro de el "TAO de la motivación" de Max Landsverg nos habla de que se trata de una habilidad esencial que cualquiera puede aprender y que nos permite ejercer una influencia decisiva en nosotros mismos y en los demás.
He visto como la motivación se convierte en un término cotidiano en múltiples contextos, tanto empresarial como personal, con colegas, clientes, amigos o familiares. Desde mi experiencia reconstruyo vivencias y proyectos, pero no son concordantes estos, con el nº de ocasiones en los que trabajando competencias, la de motivar, tal cual nos la describe Landsverg aparezca. si es cierto que se conjuga en, con, sobre,... pero no aparece como la competencia para motivar.
Ayer leí un artículo de Borja Vilaseca en el País, sobre la felicidad, lo cual me hizo pensar en términos significativamente dependientes ¿nos podemos plantear con qué frecuencia nos motivamos de verdad? ¿Habitualmente, a menudo, a veces o casi nunca? Es muy habitual que acabemos convenciéndonos de que unas cuantas alabanzas son suficientes, pero ¿alguien nos va enseñar algún día a manejar esa habilidad crucial llamada «motivación»?
¿Es posible estar motivado y no ser feliz? si no lo es, ¿porque se sigue intentando que así sea?
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