martes, 14 de septiembre de 2010

Martín padre y Martín hijo

Esta mañana ha sido una de aquellas en las que desde que te levantas tienes buenas vibraciones. Con mi hija, con mi mujer, en el reencuentro con algunas personas que desde hace años no veía, con la llamada de un amigo, la canción que escuché en el coche, con la victoria de Rafa Nadal en el Open de EEUU, la conversación con una desconocida o el cierre para un proyecto. Y el día no ha terminado, ¿maravilloso no?



Alguien podría pensar que estoy escribiendo sobre desarrollo personal y plenitud espiritual en tiempos de incertidumbre, pero no, eso quizás sucederá otro día. Hoy no toca.

Lo que sí que pretendo dar pié a pensar es que todos los días tenemos muestras de oportunidades y signos positivos al alcance de nuestros sentidos, pero posiblemente no todos los días estamos dispuestos a verlos y valorarlos.

Esta mañana en ESADE, Francisco Martín Frias y Francisco Martín Villanueva, padre e hijo respectivamente, pasado, presente y futuro en la gestión de la empresa, han compartido 33 años de historia de MRW. Han hablado de cómo se ha llevado a cabo el relevo generacional en un momento de crisis económica. Se avanzó desde ESADE, que expondrían su activación de un plan estratégico focalizado en la profesionalización e internacionalización de la empresa. 



Todo lo anterior ha pasado rápidamente a formar parte del decorado. Han hablado de muchas más cosas, han tocado elementos poderosos que un plan estratégico es difícil que recoja. Las creencias de su fundador y vocación superior, han dado claro ejemplo a los asistentes de que la finalidad última de un emprendedor y buen empresario no es en sí ganar dinero. Seguirán existiendo personas que así lo piensan, pero no podemos hacer nada para luchar contra ello.

Algunas claves que cada día tenemos en la actual crisis económica, también salieron a la luz. La distorsión de valores existentes entre el empresario y la forma en que muchos han buscado rendimiento de su capital en las últimas décadas, destacaría que ha sido sin lugar a dudas una de estas claves. Ejemplificada en el caso de MRW. ¿Cuántas empresas originalmente españolas quedan con capital español en la actualidad?. Empresas líder en un sector líder y con unas infraestructuras envidiables internacionalmente. Pues no hace falta hacer mucha investigación de mercado.

Si tuviese que reflejar en dos palabras la hora y media, serían Sencillez y Emoción. Con mayúsculas!!

Sencillo, porque su gran activo es no haber perdido de vista nunca la esencia. De lo que son y de lo que pueden ser. Y emocionante, porque ha habido un destape sin pudor ni complejos, donde se ha visto como es la fortaleza de su liderazgo.



Que encontrasen en la internacionalización, la formulación del objetivo compartido, no hace consistente el objetivo en sí. Lo que hace consistente este objetivo es el esfuerzo que ponen en integrar a todo su entorno. Porque piensan en el cliente, piensan en el empleado y además como son proveedores han descubierto la fortaleza de serlo, hacerlo bien e integrar criterios del s.XXI.

Humildad y respeto en palabras de Martín hijo son las herramientas de alegato e indagación internos, las bases para mantener viva la tensión creativa y sostenible que solo la paciencia y la sabiduría de gestionar opuestos puede aportar. Humildad que crea insatisfacción por no estar nunca conforme y querer hacerlo mejor y humildad, porque a mi modo de ver, tras escucharlos, crea fortaleza decisional.

He sentido casi envidia, sana eso sí. Estaban padre e hijo, contemplando pasado y futuro. Además de salir las cosas bien, existe orgullo de todo el camino y las equivocaciones cometidas. No todas los relevos generacionales son exitosos, pero además es difícil verlos trabajando en paralelo, codo con codo. Tengo que reconocer que me he conmovido en mas de una ocasión y creo que un signo de sabiduría en el relevo fue dejar probar y no influir. Afortunadamente salió como lo hemos visto. 

Con todo, incluso me ha traído recuerdos, pues yo también disfrute de esa oportunidad, aunque finalmente decidiese no seguir el camino de mi padre y dirigir su empresa. Pero siempre rememoro con cariño y mucho orgullo todos los proyectos que hicimos juntos, con otras cosas, muy lejos en ocasiones del entorno laboral. Nostalgia, del tiempo ya pasado, aunque en mi memoria reciente y gratitud por haber disfrutado de esa oportunidad que me brindó mi padre y otros muchos no han tenido.

Quiero hacer pública la maravillosa aportación que estos dos señores han hecho al día de muchos profesionales que como yo hemos tenido la oportunidad de estar allí. Y la conclusión que extraigo es que el esfuerzo de la gente de su empresa proviene de su esfuerzo por querer integrarlos.



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